Medicina sin engaños

Por Fernando Frías, el 23 marzo, 2015. Categoría(s): General ✎ 28

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Algunos de los médicos que recetan homeopatía creen realmente en ella, como también los hay que creen en la eficacia de los viajes a Lourdes o los lacitos rojos para evitar el mal de ojo. Pero muchos, quizá la mayoría de ellos, lo hacen por un motivo más práctico: saben que su paciente no tiene nada, que no le deben recetar nada, pero que tampoco se va a ir tranquilo si no le recetan nada. Así que hacen exactamente eso: le recetan nada, que puede adquirir en la farmacia a un nada módico precio y que, aunque no le va a hacer ningún efecto positivo, tampoco (piensan) les hará nada malo. En lo cual se equivocan: aunque el paciente no acabe siendo una de las víctimas de los tratamientos ilusorios, las falsas creencias no dejan de tener un lado oscuro, y en cualquier caso recetar un placebo a sabiendas no deja de ser engañar al paciente.

Mucho mejor sería que recetasen la lectura de un libro: Medicina sin engaños, de JM Mulet. A sus pacientes, a ellos mismos y a los farmacéuticos.

Aunque reconozco que, cuando terminé de leer el libro, lo primero que se me vino a la cabeza no fue que me había gustado (mucho) o que me había parecido corto (también). No, lo primero que pensé es «¿y ahora qué hago yo?«.

Tras una introducción autobiográfica, Mulet explica qué es la medicina, cómo progresa y cuáles son los mecanismos que día a día van consiguiendo que contemos con tratamientos médicos más eficaces y seguros. Unos mecanismos que son imperfectos y que aún están expuestos a que los laboratorios farmacéuticos intenten burlarlos, que aparezcan efectos adversos imprevistos o que se abandone la investigación sobre tratamientos para enfermedades raras y, por eso mismo, poco rentables. Pero que han tenido un éxito indudable: vivimos mucho más y mucho mejor que nuestros antepasados.

Algo que, paradójicamente, contribuye al éxito de la pseudomedicina, a la que Mulet dedica la segunda parte del libro. Como dice el autor,

nosotros pertenecemos a una generación en la que la mortalidad infantil o la debida a enfermedades infeccionas o intoxicaciones alimentarias está bajo mínimos (…). El hecho de que asumamos como normales fenómenos muy recientes como que la gente se muera de vieja, que las mujeres no fallezcan al dar a luz o que casi todos los bebés sobrevivan, hace que le restemos importancia a adelantos como las vacunas, los antibióticos, la cloración de aguas o los conservantes alimentarios.

Por supuesto, este no es el único factor que explica que, aun estando rodeados de pruebas del bienestar que nos ha proporcionado la ciencia, muchas personas sigan aferradas a creencias mágicas. En los capítulos de esta sección Mulet va desentrañando muchos de ellos, algunos tan paradójicos como el rechazo a los negocios de las multinacionales farmacéuticas, cuya consecuencia suele ser ponerse en manos de otros negocios, desde el modesto del «naturópata» de la esquina hasta los de las grandes multinacionales homeopáticas. O la melancolía hacia un estilo de vida «natural» propio de un escenario de opereta. O, en fin, algo tan tonto como la moda de cada momento o el ejemplo de la tontería en la que ha picado el famoso de turno.

Pero lo que casi me llevó a la desesperación fue la tercera parte, un variado catálogo de pseudomedicinas y engaños varios. Desde la autoayuda hasta los movimientos antivacunas, desde las medicinas orientales y otros cuentos chinos a la homeopatía (y otros cuentos occidentales), Mulet se dedica, con toda precisión y contundencia, a desmontar los timos pseudoterapéuticos más de moda.

En definitiva, Medicina sin engaños es un libro tan completo que, como decía, resulta perfecto para sacar a esos médicos de su error, espabilar a sus pacientes y remover un poco la conciencia de los farmacéuticos reconvertidos en mercaderes de placebos. Pero que a los demás nos deja con ese «¿y ahora qué hago yo?«: la sensación de que Mulet no ha dejado nada para los demás.

O quizá sí. Es cierto que el libro desmonta muchas de estas patrañas, y encima concluye con un utilísimo decálogo para detectar y evitar las pseudomedicinas. Pero, bueno, la imaginación apenas tiene límites, y en el mercado hay cientos y cientos de bobadas con supuesta finalidad terapéutica, así que tenemos garantizada la sorpresa, el asombro y la indignación. Y si aun así queremos más, siempre podemos inventarlas, que seguro que cuelan. Mucho me temo que Mulet y los demás críticos con el pensamiento pseudocientífico vamos a seguir teniendo trabajo para rato…

Pero en mi caso hay algo más. Una de las ventajas de ser amigo de un escritor y haber tenido el privilegio de echar un vistazo a alguno de los capítulos de su obra antes de su publicación es que te permite conocer qué contenidos se quedaron fuera de la edición final por falta de espacio. En el caso de Medicina sin engaños, al final no apareció una pequeña historia a la que le tengo especial cariño. Yo jugué un modesto papel en ella, pero los protagonistas principales fueron dos, que ya han pasado por aquí. Uno de ellos para bien: Jesús Fernández, el farmacéutico que plantó cara a la venta de homeopatía, quien por cierto acaba de ser galardonado con el premio Mario Bohoslavsky que otorga ARP-SAPC. Y el otro… bueno, el otro ha pasado por aquí más bien por todo lo contrario: se trata nada menos que del Colegio de Farmacéuticos de Madrid. Mañana se la cuento; entre tanto lean Medicina sin engaños, que merece mucho la pena.



28 Comentarios

  1. JM Mulet no es médico pero, por lo que cuentas, se atreve a enseñar a los médicos.
    Fernando te conocí en persona hace años en una facultad de medicina. Tengo contactos con un Colegio de Médicos; pero, no me imagino yendo a esa institución a pedir que promocionen este libro sobre medicina escrito por un no-médico … ya que: ¿cómo sabemos que todo lo que escribe JM es cierto?, ¿llegan sus prejuicios a imponerse sobre, por ejemplo, algunos informes de la OMS?.

    1. ¿Hay que ser médico para hablar sobre medicina? Si yo soy profesor de lógica y hago un argumento incorrecto, ¿este pasará a ser correcto? Es terrible que sean necesarias las credenciales de la gente para poder dar carta de validez a algo. En el libro lo que hace Mulet es bucear en la literatura científica disponible por tal de aclarar algunas cosas sobre determinadas prácticas, eso lo puede hacer cualquiera que sepa como funciona la ciencia y tenga el tiempo y las ganas.

    2. No es médico, ni tampoco es filosofo de la ciencia. Por lo que existe un riesgo, y no pequeño, de que su pensamiento no sea más que ‘un mito’ como los que cree denunciar. Una gran falta de rigor. Aunque no he leído el libro, apostaría sin temor a que no desenmascara la realidad. En otras palabras, su alcance no será mayor que los límites mostrados en estos blogs. Vamos un ‘intelectualillo’ más del sigo XXI. Bienvenido al club … .

        1. Al leer este post, he buscado el libro en Amzon (España) y he leído las opiniones de clientes.
          A día de hoy hay 5 opiniones:
          Tres de ellas le dan 5 estrellas (el máximo) y las otras dos una estrella (el mínimo).
          Junto a la opinión, Amazon indica si ese cliente ha comprado el libro (Compra verificada) o no.
          ¿Adivináis cuántas y cuáles opiniones provienen de gente que ha comprado (y suponemos leído el libro)?
          ¡¡Bingo!! Solo 3 de los clientes habían comprado el libro en Amazon, los tres le dan 5 estrellas.
          Los que dan 1 estrella no lo han comprado (al menos en Amazon) pero lo critican ferozmente.

      1. No has leído el libro y lo tildas de «intelectualillo». Menos mal que vivimos en el siglo 21 y nos comunicamos por internet… que si hace 50 años hubieses afirmado eso en un tribunal te hubiesen dado años de cárcel por difamación. Y hablas de falta de rigor. Las cosas que hay que escuchar!

      1. Fernando, en aquella charla: rodeados por estudiantes de medicina, me pareció mal que estuvierais dando «lecciones» de medicina «buena» frente a «mala» (cuando vosotros no sois médicos y ellos sí lo serán).
        Y Mulet, en este libro, parece pecar de lo mismo. Yo no caigo en la falacia de autoridad que comentas, porque precisamente hago la pregunta clave: ¿cuanto influyen los prejuicios de Mulet en su análisis?. (A la que no sé dar respuesta).
        Por otro lado, he comentado otras veces en tu blog y sabes que yo NO soy un defensor de, por ejemplo, la homeopatía. Para que la gente comprenda cómo se puede afirmar que la medicina homeopática no es mejor que el placebo leed, por ejemplo, en español: entangledapples.blogspot.com.es/2015/03/la-neurobiologia-del-efecto-placebo.html
        o en inglés el artículo original allí referenciado.

        1. Antonio, los prejuicios que pudiera tener o no Mulet, y su influencia en lo que dice, no tienen nada que ver con que sea o no médico. Si crees que existe esa influencia deberías señalarla, pero basar tu crítica en su titulación académica es una falacia de autoridad, lo mires como lo mires.

          1. Hombre, los prejuicios a los que me refiero son que Mulet «sabe» que las medicinas alternativas son malas y, casualmente, su análisis concluye que esas medicinas son malas (por eso su libro se llama «Medicina sin engaños»).
            Otra cosa sería que un médico hubiera escrito un libro similar: éste habría analizado todo tipo de medicinas y habría criticado los errores homeopáticos, tanto como los errores de la medicina occidental. Con los ejemplos clínicos adecuados.

          2. Hombre, Antonio, todos tenemos una idea de cómo escribiríamos nosotros un libro, pero criticar una obra porque atribuyes determinados prejuicios a su autor, y porque supones que no incluye algo que a ti te gustaría me parece bastante fuera de lugar, la verdad.

            Por cierto, cuando hablas de «medicina occidental», ¿incluyes las pseudomedicinas nacidas en Occidente, que son la mayoría de las que aparecen en el libro? Porque Hahnemann, Palmer o Hamer no nacieron en el lejano Oriente, precisamente…

        2. Hay gente muy resentida y envidiosa, incapaz de aceptar el hecho de que un valenciano inteligente triunfe en las librerías y en Internet mientras otros narcisos de la misma región fracasan de blog en blog y acaban baneados por pedantes y maleducados.

    3. ¿Cómo sabrás que todo lo que escribe Mulet es cierto? Pues hombre! Léelo y compara sus afirmaciones con lo que la ciencia tiene establecido. No esperes que los otros hagan tus deberes por ti. En cuanto a algunos informes de la OMS, sabrás que la industria farmacéutica proporciona a la OMS el 75% de su presupuesto anual. Es un claro conflicto de intereses! Si eso no tiene influencia sobre los informes de la OMS sobre medicamentos entonces tendremos que creer que los funcionarios de la OMS son todos San Francisco de Asís… La OMS, como todo buen organismo de las Naciones Unidas, es un cuerpo sumamente corrupto.

    4. Bueno…no se si JM se atreve a enseñarle a los medicos, digo yo que lo que pone en el libro se basa en estudios… científicos, no en la palabra sacrosanta de J.M. Mulet.
      Si tu sobrenombre hace referencia a tu formación, y no a una condición de «ente corpóreo» o a que estés bastante cachas, habrás odio hablar de esas cosas llamadas referencias, que es básicamente equivalente a decir «Y esto no lo digo yo por lo guapo que soy, si no que esta ampliamente explicado en este otro documento». Y cuando una referencia corresponde a una revista científica revisada representa una minima garantía (no absoluta, pero menos da una piedra) de estudios medianamente serios, o al menos, podemos leerlo y ver si son sandeces o un estudio buen hecho.

      Llegan tus prejuicios para con Mulet a imponerse a Reviews sistemáticas publicadas en The Lancet?

  2. Jolines Mulet… Como te tientan y provocan para que comentes.
    Yo que tú, no picaría.

    El artículo correcto; luego están los comentarios, el amigo ¿medico, cirujano, qué? ; luego el profesor de lógica, claro y lógico; y, para bordar, una persona que no ha leído el libro.
    Vamos que, según alguno, los químicos no entienden de medicina y no saben ni entieden las fórmulas químicas y los componentes de los medicamdntos.
    Y, según la lógica de algún «intelectualoide», los «químicos y biologos» son «intelectualillos» . ¿Qué nombre o mote les dará a los «médicos de la Seguridad Social» y a los «Magos y Maestros de las medicinas alternativas y demás bulos o timos.»

    Mulet, lo de «intelectualillo» yo me lo tomaría como un cumplido.
    ¿ Dónde va un «intelectualillo»; que presuntamente tiene su blog en Naukas, ahorrándose la mitad de trabajo; frente a u «intelectualoide»; que presuntamente tiene su propio blog personal y realiza todo el trabajo del blog, además de escribir e investigar si tiene tiempo?

    En fin. Cada uno gasta su tiempo y sus palabras en lo que quiere. Por ejemplo escribir aquí.

    Saludos.

  3. Creo que ya el título es engañoso:
    «Medicina sin engaños»
    Subtítulo:
    «….peligros de la medicina alternativa»
    ¿Será la 1ª parte, y más adelante vendrá una 2ª?:
    «…peligros de la medicina oficial»

    Evidentemente que cualquier persona puede dar su opinión sobre lo que crea conveniente.
    Lo malo es cuando esa opinión se expresa como verdad científica.

    Según este señor, ¿los responsables de otros paises que incluyen algunas de esas pseudociencias en la sanidad pública, son estúpidos, ignorantes o tienen intereses personales en ellas?

    Sobre otro de sus libros «Comer sin miedo».
    «…muchos de sus colegas advierten de que sus conclusiones son auténticas barbaridades científicas inaceptables para cualquier estudiante universitario.»
    http://lamarinaplaza.com/2014/01/29/el-profesor-dianense-jm-mulet-desencadena-una-polemica-nacional-por-sus-criticas-a-los-alimentos-ecologicos/

    «….Mulet ha querido ir más allá y METERSE EN TEMAS QUE, o NO domina, o NO ha preparado lo suficientemente bien …»
    http://loquesumediconosabe.blogspot.com.es/2014/01/comer-sin-miedo-de-jm-mulet-si-yo-fuera.html

    Saludos

      1. «Una opinión razonada e inteligente», porque yo lo digo y ya está jajaja
        Lo que dicen muchos de los colegas de Mullet, eso sí son tonterías, claro.

        «El escepticismo científico cumple una labor necesaria en la crítica de las pseudociencias, pero frecuentemente incurre en errores parecidos a los que critica. En vez de dar argumentos, colaborar con los científicos que se apartan de la corriente principal o elaborar sus propios experimentos, recurren demasiado frecuentemente a ataques ad hominem. Las críticas a sí mismo, aunque más frecuentes que las de los crédulos, son insuficientes.».
        http://ppproductions.blogspot.com.es/2006/12/escptico-de-los-escpticos.html

        Los ciegos y el elefante
        https://es.wikipedia.org/wiki/Los_ciegos_y_el_elefante

        Un saludo.

        1. Curioso, en vez de criticar el libro (que, en vista de la entidad de tus comentarios, seguramente tampoco has leído) criticas a los escépticos, así en general, ¡y les acusas a ellos de usar ataques ad hominem!

          En fin…

          1. Critíco a los que van de excépticos pero argumentan como fanáticos.

            A los comentarios me remito:
            «Mulet se dedica, con toda precisión y contundencia…
            En definitiva, Medicina sin engaños es un libro tan completo …»
            Ni la más mínima crítica.

            Y ya que se le han calentado las manos, el articulista, después de la soflama, se conviertes en juez, separando a los farmacéuticos ¿decentes y altruistas?: los que no venden homeopatía, de los otros, los codiciosos: los «mercaderes de placebos».

            Como dijo Voltaire:
            «Es la ignorancia la que niega o afirma, la ciencia siempre duda»,

          2. Bueno, Carlos, el libro no estará tan mal cuando tu única crítica sobre él consiste en preguntarte si habrá una segunda parte sobre los peligros de lo que denominas «medicina oficial». En cualquier caso, cuando reseño un libro tengo la curiosa costumbre de contar lo que me ha parecido a mí; evidentemente, a los creyentes en alguna de esas pseudomedicinas de las que habla Mulet el libro les habrá sentado a cuerno quemado, pero es que yo no soy uno de ellos.

            En cuanto a lo que comentas sobre convertirme en juez, me da la impresión de que no solo no has leído el libro; tampoco la entrada que criticas.

            Y, en fin, te aseguro que yo nunca he sido (y dejado de ser) «céptico» 😉

          3. Primero fue la invasión de los magufos, MAL, y ahora viene la invasión de los dogmaters (los dogmáticos haters), PEOR porque ellos al menos suelen tener formación de calidad.

  4. Yo, como buen escéptico, dudo de todo, y como tampoco soy un entendido cercano a la materia como para dar una opinión personal al respecto, tengo muy en cuenta el revuelo producido entre la charlatanería -que todos somos más o menos conscientes por quienes está compuesta- para, en principio, sospechar que el libro de Mulet debe contener muchas verdades.
    También me cuenta, como de otra manera no podría ser, la categoría de los defensores.
    Lástima que entre la charlatanería un sector de los más destacados es el compuesto por los que van donde va Vicente, es decir, los políticos, que a la postre son los que deberían velar por los intereses de los ciudadanos promocionando a la gente más cualificada en los puestos decisorios, sobre todo en sanidad, para separar en lo posible la cizaña del trigo.
    Aquello de que la verdad cae por su propio peso no siempre se cumple. La verdad no se defiende por sí sola, y menos en un mundo donde todos presumen de ostentarla.
    Estamos necesitados de mucha más gente como J. M. Mulet.

  5. Me molesta mucho cundo alguien pone «jajaja» en sus comentarios. Llámenme prejuicioso, o que hago argumentos ad hominem pero cuando alguien escribe eso, semi-inconscientemente le pongo la etiqueta de «tonto que se cree troll». Lo mismo cuando usan las mayúsculas, como si no supieran que existen los signos de admiración o que se pueden poner etiquetas HTML para las letras negritas cuando se desea recalcar algo. Y si se utilizan «k» en vez de «qu-«, ni hablar.

    En fin, formas de escribir que, a mi parecer, hablan mal de quien escribe. Y luego se molestan de que uno no les tome en serio o de que les respondan con agresividad.

    Como sea, espero poder comprar el libro de Mulet cuando salga en México. Mi mamá es seguidora (afortunadamente no muy ferviente) de las «terapias» alternativas y espero poder evitar que la sigan estafando con este libro.

  6. Un libro genial.
    No lo he valorado en Amazon, ni pienso hacerlo, creo que no hace falta.
    A destacar la genial forma de razonar lo expuesto, lo que convierte a esta obra en un libro genial y apto para todo aquel que desee acercarse a estos temas sin la necesidad de profundos conocimientos sobre el campo que trata.

    PD: Por cierto, muy simpático todo lo sucedido en Argentina a razón de la presentación de otro libro genial como es el de «Comer sin miedo». «Ladran, luego cabalgamos!»

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Por Fernando Frías, publicado el 23 marzo, 2015
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