Una de las pseudoterapias que más se están extendiendo últimamente es el reiki, esa práctica «milenaria» que inventó un monje japonés allá por los años 1920, y que se está abriendo paso incluso como tratamiento «complementario» en la sanidad pública, quizá porque es tan obvio que no sirve para nada que también parece evidente que no va a hacer nada malo. Por otra parte, eso de que haya por ahí una supuesta energía vital se ajusta tan bien a la disparatada «perturbación del campo energético» que hasta hace poco reconocía la NANDA que es inevitable que la idea de manipularla haya atraído a numerosos profesionales de la enfermería, más deseosos de guiarse por cuentos de hadas que por la realidad.
Pero no crean que esta situación es nueva: si retrocedemos un par de décadas, lo que estaba de moda (por parecidas razones) no era el reiki, sino el «toque terapéutico», una pseudoterapia prácticamente indistinguible. Al igual que el reiki, el toque terapéutico estipula que existe un «campo energético» en los seres vivos que puede ser manipulado y modificado.
Y que, por tanto, puede ser percibido.
Eso es lo que llamó la atención, allá por 1996, de una niña llamada Emily Rosa. Emily, que entonces tenía nueve años, diseñó un sencillo experimento para comprobar si esto era cierto. Los voluntarios (que aseguraban ser capaces de percibir ese «campo energético») se colocaban frente a una mesa, con los brazos extendidos y las manos hacia arriba, separadas unos 30 cm; una pantalla construida con cartón y una toalla ocultaba esa zona de su vista. A continuación Emily lanzaba una moneda al aire para seleccionar una de las manos del voluntario, y le acercaba su propia mano derecha. Los voluntarios debían detectar el «campo energético» de Emily y así determinar a cuál de sus manos había acercado Emily la suya. Cada voluntario realizaba diez de estas pruebas.
De este modo se realizaron dos series, entre 1996 y 1997, con un total de 21 voluntarios (19 mujeres y dos hombres) que realizaron un total de 280 intentos (ya que siete de los voluntarios repitieron).
Con unos resultados… bueno, más bien discretos: a pesar de que todos los voluntarios practicaban el toque terapéutico y aseguraban ser capaces de detectar el dichoso campo, lo cierto es que ni siquiera llegaron al 50% de aciertos.
De este modo Emily Rosa consiguió dos cosas: desbaratar definitivamente las creencias sobre «campos energéticos» y también convertirse en la persona más joven que ha firmado jamás un artículo científico, ya que sus resultados fueron publicados en el número del 1 de abril de 1998 nada menos que en Journal of American Medical Association (JAMA). El artículo, firmado por la propia Emily junto con su madre Linda, Larry Sarner y Stephen Barrett lleva por título A Close Look at Therapeutic Touch.
Y si a Emily le sirvió para dos cosas, a mí también. Por un lado me permite recordar una premisa básica que a menudo se olvida en la investigación sobre pseudociencias: antes de dedicar recursos y esfuerzos a comprobar si una técnica «funciona» sería conveniente comprobar algo tan sencillo como su plausibilidad. Si antes de embarcarse en un caro ensayo clínico sobre el reiki que al final ofrecerá los mismos resultados dudosos de siempre, los experimentadores dedicaran un ratito a comprobar si los practicantes de esa pseudoterapia son de verdad capaces de detectar esa energía que dicen manejar, los investigadores y los enfermos se ahorrarían esa pérdida de tiempo y los responsables de los centros se ahorrarían la pérdida de recursos económicos y de prestigio científico. Y para ello bastaría con aplicar el mismo método y el mismo sentido común que demostró aquella niña de nueve años.
Y, por otro lado, me permite recordar que hoy es 11 de febrero, que celebramos el día internacional de la mujer y la niña en la ciencia, y que no tendríamos que hacerlo: nuestra sociedad no puede permitirse el lujo de que el talento y la inteligencia de la mitad de los seres humanos se pierda en las trabas que aún encuentran las mujeres para dedicarse a actividades científicas, técnicas o divulgativas. Es un derroche.
Pero, sobre todo, es una injusticia.
La inocencia(?) infantil junto al talento. Una maravilla.
Dejando aparte que una muestra tan pequeña puede dar pie a que los magufos digan que no es relevante.
A mi me llama la atencion que ni siqueira se cumpliera la ley del 50%, que en pruebas aleatorias como estas deberían, por lo menos, acertar el la mitad de los intentos.
Tambien creo que se dejo algunos factores importantes, como la temperatura, es sabido que l apiel puede «sentir» minimos cambios de temperatura al acercase otra piel.
Pero en todo caso, el ingenio y la racionalidad de la cria , que ahora debe ser toda una mujer, claro, es maravillosa.
Por cierto, ¿que fue de ella?
Supongo que para una muestra ten pequeña, 45% se podría considerar como la mitad.
Probablemente, si se continuaban las pruebas, el porcentaje de aciertos hubiera sido muy crcano al 50 %. Los desequilibrios siempre se compensan en el azar.
El 50% sólo se da en muestras grandes y con elecciones al azar. Los seres humanos no somos muy buenos creando azar. La chica tiraba una moneda, pero el que realizaba reiki elegía según le daba.
Evidentemente.
Lo reseñable es que una cria, con errores metodologicos o lo que sea, se pusiera a investigar con tanta seriedad. Y es que cuando los crios son tratados como personas inteligentes en vias de desarrollo — ©Mafalda — los resultados son sorprendentes.
Lo lamentable es que al 99’999 de los crios se les embrutece desde muy pequeños y luego acaban recibiendo sesiones de reiki.
La cuestión es que una falsa terapia no quiere decir que todas sean mentira, y os quejais sólo de las pseudoterapias erróneas.
La verdad es que tal y cómo nos ha transmitido durante siglos la tradición del Gran Maestro oriental Mekhagon Thus, todos disponemos de un aura diamagnética colateral cuántica (ADCC) que es posible redirigir mediante impulsos generados en el cortex gracias a la concentración fotónica. De esta manera, un experto de nivel 4 puede alinear las corrientes energéticas que discurren por nuestro interior, consiguiendo que los átomos alteren nuestro ADN y resolver así nuestros problemas de salud y alteraciones emocionales restaurando el equilibrio.
Os haría una demostración de que funciona (he oído hablar del primo de un amigo de un vecino al que le curó una enfermedad mortal cuando ya estaba desahuciado ), pero yo sólo soy de nivel 3
Ironic mode: off
Mecagontús jajaja
jajajja genial, con mucha práctica pronto alcanzarás el nivel 4 y podrás alinear las corrientes energéticas 🙂
Entonces es cuando Industria te da el certificado de instalador energético, ¿no?
Nunca se sabe, pero se ve que es más fácil sacar el de Abuelo Cebolleta Contra las Pseudociencias.
¿Dónde dan el carnet de graciosillo de turno?.
Me rindo. Venga, ¿dónde?
«os quejais sólo de las pseudoterapias erróneas.»
Es verdad. Nadie se acuerda de las pseudoterapias acertadas… ;D
¿Maestro Mekhagon Thus?
Me suena de la güisqui pedia que seguia la filosofia del Guru Indu del siglo XIV antes de Buda Sakar Lhapela Ghanza.
Predicaba la pureza de la ignorancia y la bondad de ser tonto del culo profundo, creo recordar.
Buenísimo.
«todos disponemos de un aura diamagnética colateral cuántica (ADCC) »
Pensaba que era un Aura Colateral Diamagnética Cuántica (ACDC)
No solo el reiki remite al toque terapéutico, el toque mismo ya era un reciclaje de las imposiciones de manos y el magnetismo animal de Mesmer.
Precisamente el Mesmerismo es de las primeras pseudoterapias desacreditadas, se considera el primer caso en que se usó el doble ciego para estudiar su efectividad.
«el reiki remite al toque terapéutico»
Cronológicamente es al revés. El reiki apareció medio siglo antes que el toque terapéutico.
Me refería al orden en que aparecen en el texto. Igualmente, el Mesmerismo los precedió, tanto en aparecer como en ser desacreditado.
Offlllerrr enseñame tu técnica milenaria. Mancantao!
Buenos días
Podías comentar el nuevo “estudio” sobre homeopatía que está empezando a distribuirse por redes sociales y facebook varios en España (incluyendo médicos, en fin…). Es interesante porque se mezcla el tema de antivacunas junto con las revistas de dudoso prestigio, y de cómo estos “negocios” pueden acabar socabando la confianza en los estudios reales.
Te dejo el enlace a una página argentina donde se suelen referir dichos mensajes:
https://argentinasinvacunas.wordpress.com/2016/11/29/se-publicaron-los-resultados-del-primer-estudio-comparando-ninos-vacunados-vs-no-vacunados-y-son-escalofriantes/
Lo curioso es que cuando pinchas en el enlace para saber algo más del artículo te indica que la página donde puedes buscarlo no existe y sólo te permite ver una copia caché del mismo. La cosa va a más porque cuando buscas el artículo en las bases de datos habituales ni rastro, cuando buscas la revista resulta ser una “revista depredadora” (aparentemente normal pero en la que pagas por publicar, sin revisión de pares”), al final han tenido que retirar el artículo de su página sin explicar por qué, uno de los revisores del artículo pertenece a la “universidad de la vida (Life University), por no hablar de los defectos del artículo en sí (muestra no representativa; encuesta online autorrellenada; diagnósticos de autismo, dificultad del aprendizaje y demás enfermedades crónicas referidas por las madres sin diagnóstico médico que lo corrobore…)
Más sobre el despiporre de artículo y revista:
http://scienceblogs.com/insolence/2016/11/29/antivaccinationists-promote-a-bogus-internet-survey-hilarity-ensues-as-its-retracted/
http://retractionwatch.com/2016/11/28/study-linking-vaccines-autism-pulled-frontiers-following-heavy-criticism/
Un saludo y enhorabuena por tu blog
Ignacio Mastro
Eso de Life University da pie a pensar que es otro caso de escándalo Sokal.
[6/3 12:16] Albaricoque Hidalgo: Por si alguien quiere escribirle al Decano de la Facultad de Filosofía y Letras:
DECANO
Prof. Dr. Eulalio Fernández Sánchez
Tlfn: 957 21 87 58
Correo Electrónico: ff1fesae@uco.es
[6/3 12:16] Albaricoque Hidalgo: Da vergüenza ajena que la Universidad de Córdoba abra la Facultad de Filosofía y Letras al equipo de Iker Jiménez. El nivel de ridiculez alcanza cotas insuperables. ¡Vaya tela!
Hola:
Los que tenemos fe en el paradigma científico actual no dudamos en considerar inverosimil la eficacia terapéutica directa de las técnicas como el reiki o la homeopatía. El experimento llevado a cabo por Emily nos reafirma en esa creencia.
Sin embargo, esas pseudoterapias tienen algo que no podéis obviar y es que mucha gente confía en ellas. Y eso aún a pesar de ser fácilmente desmontadas por experimentos sencillos.
¿No hay sorpresa en eso? ¿No le véis ningún valor? Probad a inventar algo semejante y convertidlo en popular hasta el punto de que miles de crédulos paguen dinero por ello.
El modo de hablar y de vestir de los médicos, la defensa o al menos ausencia de críticas entre colegas y cosas por el estilo no son nada terapéutico en sí pero crean una confianza en los pacientes que beneficia la verdadera terapia.
Sería mucho más positivo y científico entretenerse en desgranar qué hace tan atractivas esas pseudoterapias.
No pretendo ofenderos pero esa actitud que desmostráis probablemente empuje más que aparte de esos engaños a los crédulos. Afortunadamente, no creo que Naukas sea muy visitada por ellos.
Saludos
La verdad, antondbcn, tu comentario me resulta bastante desconcertante. En primer lugar porque no «tenemos fe en el paradigma científico actual»: ni es una cuestión de fe, ni mucho menos hay que depositarla en ningún «paradigma», sino que basta con aceptar el método científico y sus resultados. En segundo lugar me parece bastante evidente que no «obviamos» el hecho de que las pseudoterapias tengan su público; todo lo contrario: si no nos preocupase no nos molestaríamos en escribir entradas como esta, digo yo.
En tercer lugar, me llama mucho la atención eso de que nos digas que probemos a inventar algo semejante y convertirlo en popular, porque deberías recordar que en su día conté por aquí que justamente eso es lo que hizo Fernando Cervera. En su libro «El arte de vender mierda» relata cómo inventó una pseudoterapia particularmente absurda y al poco tiempo ya contaba con un buen número de clientes deseosos de comprar sus inexistentes productos, empresarios que querían distribuirlos en el extrajero, invitaciones a ferias, reseñas en revistas de salud alternativa…
Sigues diciendo que es «mucho más positivo y científico» descubrir por qué las pseudoterapias atraen a sus víctimas; bueno, no se si es «más» o menos, pero sí que es interesante, y de hecho hace mes y medio dediqué una charla justamente a esa cuestión y espero hablar nuevamente del tema el próximo mes de septiembre. Ya que parece interesarte tanto el tema me permito recomendarte los trabajos de Helena Matute, obras como «Why People Believe Weird Things», de Michael Shermer, los primeros capítulos de «Snake Oil Science», de R. Barker Bausell, etc., etc.
Por último, no te preocupes, que no me has ofendido ni a mí ni a ese colectivo al que pareces estar dirigiéndote. Todo lo contrario: te agradezco tus comentarios, aunque personalmente encontraría «mucho más positivo y científico» (por usar tus propias palabras) que intentases aportar alguna evidencia de esa opinión tuya sobre esa actitud que nos atribuyes y los efectos que le presupones.
Saludos cordiales.
Hola:
Gracias por la respuesta y las referencias. Tengo trabajo por delante.
En cuanto a asunto de la fe. La 5ª acepción de la definicio de la Real Academia dice: » f. Creencia que se da a algo por la autoridad de quien lo dice o por la fama pública». Y es a eso a lo que me refiero. Yo no he comprobado de primera mano todo el universo del conocimiento científico actual así que decir que tengo fe es aplicable a mí.
Tienes razón en cuanto a que no demuestro vuestra actitud y las consecuencias. Es mera intuición. Podría habermelo ahorrado. Quizás tú has comprobado la correlacion entre la gente que ha leido vuestras entradas anti-pseudoterápias y el haber dejado de creer en ellas. Si lo has comprobado y tu intención es abrir los ojos a los crédulos entonces es lógico que escribas esta sección. En caso contrario, si no lo has comprobado ¿en quién o en qué estás teniendo fe?
Saludos
«no hay que tener fe en el paradigma científico»…discrepo, y David Hume también discreparía. Solo hace falta que lea el concepto de uniformidad de la naturaleza o problema de la inducción de David Hume para saber que fe, aunque sea un poquito, siempre hace falta.
En el libro «brevísima introducción a la filosofía de la ciencia» de Samir Okahsa (2002) puede encontrar un buen comentario sobre el problema de la inducción de Hume.
No sé si la niña realizó este experimento por iniciativa propia (se puede dudar) o inducida y guiada por alguien. Lo cierto es que la prueba vale para desmitificar teorías con pocos o inconsistentes fundamentos. Es legítimo que cuando alguien padece una dolencia recurra a cuanto método disponible pueda para curarse o aliviarse, pero si bien hay prácticas que aunque no causen un resultad positivo tampoco son dañinas, significan mucha pérdida de tiempo, esfuerzo y también dinero. Lo cual podría emplearse en la búsqueda de métodos de probada eficacia.
Es muy fácil (y a veces muy productivo) enunciar teorías cuanto más disparatadas mejor, total, salvo que exista un rigor científico nunca se prueba nada. El tiempo en definitiva es el que juzga.
Tengo una formación científica y no puedo prescindir de ella. Pero al mismo tiempo la mente bien abierta por lo que respeto a rajatablas las ideas y opiniones de cada uno, y sobre todo la libertad de elegir.
Esa es exactamente mi posición. Aunque mi formación es científica, afortunadamente aun no me he convertido a la «religión» que algunos llaman ciencia. Prefiero mantener una curiosidad sin límites que una curiosidad limitada por «lo que se supone que debe interesar a un científico».
Se supone que a un científico no le debe interesar el Reiki. A mi como científico me interesa todo, incluso aquello que aparentemente parece más disparatado, porque la esencia del científico ha sido siempre la curiosidad sin limites.
¿Y por qué se supone que a un científico no le puede interesar el reiki? ¿Por qué no iba a interesarle?
Seguro que conoce la palabra alemana «Zeitgeist». Se usa por parte de filósofos, científicos, historiadores, etc. para describir el «espíritu de la época».
Cada época dicta a sus científicos qué les puede interesar y qué no. Si aun así eres un espíritu rebelde y aun crees en la falacia de la «libertad» puedes optar por armarte de valor, venirte arriba y proclamar a los cuatro vientos: ¡yo investigaré el Reiki!. Perfecto…el etólogo Frans de Waal describe bien la realidad. El no estaba interesado en el conductismo, pero en su época en psicología el conductismo era el rey, por lo tanto, si quería formar parte de un equipo, si quería investigar algo, si quería que le dieran becas iba a ser todo relacionado con el conductismo. Con el paso del tiempo el conductismo pasó a mejor vida como rey o se apartó, y el Zeitgeist de la época fué favorable a la etología.
Creo que yo mismo podría ponerme a investigar el Reiki y declararme un científico rebelde, però ni me van a dar becas, no publicaran una mierda de mis estudios, la comunidad científica se reirá de mi a carcajadas y ni mucho menos voy a encontrar respaldo económico a no ser que haga algo que a los científicos les gusta mucho hacer a cambio de dinero: forzar datos y hacer cherry picking como un campeón para demostrar que el reiki esta científicamente probado a cambio de una buena remuneración por parte de algun grupo relacionado con la «ciencia alternativa».
Que no, que no se puede investigar lo que uno quiere, se investiga lo que el espiritu de la época te permite.
Estaba leyendo una entrevista que le hicieron a Fernando Cervera cuando publicó su libro, y tengo que decir que efectivamente hay gente que se cree cualquier cosa.
Hace un año aproximadamente, corría por Facebook una supuesta cura tibetana del cáncer mediante la ingestión de unas gotas de ajo macerado en aceite. Hablaban «del cáncer» como si fuera una sola enfermedad motivada por una única causa y con un lenguaje de ínfimo nivel. Y se me ocurrió la genial idea de decir en el hilo que no valía cualquier aceite, sino que era necesario el aceite de agapornys (hasta que una amiga me avisó que existía la posibilidad de que algún trastornado exprimiera a una de esas simpáticas aves, por lo que cambié la receta, usando como nuevo ingrediente el aceite de almáciga, subproducto del objeto del deseo de los Caballeros que decían Ni – https://zinemaniacos.com/los-caballeros-que-dicen-ni/)
Pues bien, entre el aceite de agapornys y el de almáciga recibí no menos de 200 mensajes privados preguntandome donde podían conseguir esos aceites, precio y uso.
Visto que no aprendían, ricé el rizo, afirmando muy seriamente que el mejunje solo haría efecto si se usaba ajo negro tibetano, ya que la receta venía del Tibet y tal. Pues lo mismo, solicitudes de información acerca de lugares de compra, etc.
Ni que decir tiene que podria haber hecho un dinerito rellenando botellas con aceite de oliva, pegándoles una etiqueta poniendo «Aceite de Agapornys» y cobrando una pasta gansa, pero mi conciencia me impide estafar incautos