Dentro de las llamadas «medicinas alternativas» la acupuntura ocupa un lugar especial: en su caso sí que existen estudios que podrían acreditar una cierta eficacia como método analgésico. Se trata de evidencias limitadas, a veces incluso dudosas, y que en cierto modo recuerdan los métodos de aquel chamán mahorí que empleaba con éxito una especie de ortiga neozelandesa porque, decía, como la aplicación de la planta duele mucho los enfermos se olvidan de lo que les dolía antes.
Pero claro, esta posible utilidad como analgésico no tiene nada que ver ni con los flujos energéticos, los meridianos y demás conceptos mágicos que rodean a la práctica: en todo caso parece tener que ver únicamente con la liberación de sustancias provocada por la destrucción celular que producen los pinchazos. De modo que no es extraño que esas evidencias pasen de ser débiles a convertirse en prácticamente nulas cuando hablamos de todas las demás patologías que los acupuntores aseguran que pueden tratar.
Por eso no resulta fácil comprender que una Universidad programe cursos como este:
Si en el caso de la acupuntura practicada en humanos las evidencias son, como decíamos, bastante débiles, en el de la acupuntura veterinaria las cosas están aún peor. En su día Gabriele Habacher, Max H. Pittler y Edzard Ernst encontraron algunos resultados positivos, pero bastante inconexos, hasta el punto de que su conclusión fue que
on the basis of the findings of this systematic review, there is no compelling evidence to recommend or reject acupuncture for any condition in domestic animals. Some encouraging data do exist, and warrant further investigation in independent rigorous trials.
[sobre la base de los hallazgos de esta revisión sistemática no hay evidencias convincentes para recomendar o rechazar la acupuntura para cualquier dolencia en los animales domésticos. Sí existen algunos datos alentadores que merecen más investigación en ensayos independientes rigurosos.]
Más claro aún fue David W. Ramey tras estudiar la acupuntura aplicada a los caballos:
The few quality studies that exist in horses are almost uniformly negative in their assessment of the therapy, as per the majority of evidence in human medicine, indicating that acupuncture has limited clinical utility. Given that the putative longevity of the therapy is often given as an indicator of its usefulness, it is perhaps paradoxical that good evidence of efficacy seems to have been so difficult to come by. Indeed, most evidence suggests that, if acupuncture does have clinically relevant therapeutic effects in man or horses those effects are at best mild, unpredictable, transient, nonspecific and not related to specific sites of needle placement.
[Los pocos estudios de calidad efectuados con caballos son casi invariablemente negativos en su evaluación de la terapia, al igual que la mayor parte de las pruebas realizadas en medicina humana, indicando que la acupuntura tiene una utilidad clínica limitada. Dado que la supuesta longevidad de la terapia se usa a menudo como indicador de su utilidad, resulta quizá paradójico que parezca resultar tan difícil encontrar buenas evidencias de su eficacia. De hecho, la mayor parte de las pruebas sugieren que si la acupuntura tiene efectos terapéuticos clínicamente relevantes en personas o en caballos esos efectos son, en el mejor de los casos, impredecibles, transitorios y no específicos, y no están relacionados con lugares concretos de colocación de las agujas.]
Que esos datos alentadores justifiquen más investigación en una práctica cuyos resultados hasta ahora solo han demostrado ser, en el mejor de los casos, impredecibles, transitorios y no específicos es bastante discutible. Que esa práctica, respaldada con evidencias tan débiles y basada en principios y axiomas totalmente disparatados se imparta en un curso universitario es, simplemente, injustificable.
Dices que en el caso de 'de la homeopatía veterinaria las cosas están aún peor', será acupuntura, aunque de hecho esta afirmación sea también cierta